Muchos adeptos de la Nueva Era creen que Jesús fue llevado a la India y fue instruido por los gurús, desde los 12 a los 30 años de edad (período durante el cual la Biblia no hace mención de la vida de Jesús). Los Nuevaeristas se refieren a este período como los “años perdidos de Jesús”. Suponen que después de su adiestramiento, Jesús volvió a Israel e hizo milagros y enseñó doctrinas que aprendió de los gurús. Esto es absolutamente absurdo, ya que carece de evidencias convincentes.
Hay dos tipos de “evidencia” que los adeptos de la Nueva Era utilizan para respaldar lo anterior. Una proviene de dos mensajes recibidos a través de la “transmisión telepática” directamente del mundo de los espíritus (El Evangelio de Acuario y las lecturas de Edgar Cayce, el profeta durmiente). La otra “evidencia” está basada en el testimonio de un reportero de guerra ruso, Nicolás Notovich, quien dijo que en 1887 viajó a la India y en un monasterio del Tibet vió un pergamino sagrado de la vida del profeta Issa (Jesús). El Dr. Ron Rhodes en su libro The Jesus of the New Age, declara que tales manuscritos nunca aparecieron, y los monjes que supuestamente fueron entrevistados por Notovich, negaron su visita y la existencia de tales manuscritos.
En la Biblia (documento histórico) no existe tal cosa como los “años perdidos de Jesús”, como enseña la Nueva Era. Por el contrario, en Lucas 2:52 encontramos los “años resumidos” de Jesús, cuando leemos que él crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres. En otras palabras, Jesús continuó llevando la vida de un joven judío común y corriente de la época. En Marcos 6:3 los judíos se refieren a Jesús como “el carpintero”. Nadie llama a una persona por su oficio si la persona nunca ejercitó tal oficio. Esto prueba que Jesucristo no pudo haber estado en la India entre los 12 y los 30 años, sino que estuvo en Nazaret ejercitando la carpintería.
En el comienzo de su ministerio a la edad de 30 años, encontramos que Jesús “vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se levantó a leer (Luc. 4:16). El pasaje no tendría ningún sentido si se refiriera a alguien que se ausentó por 18 años y acababa de volver a su pueblo. La costumbre de Jesús era visitar las sinagogas, no los templos hindúes.
Además, si Jesús hubiera vivido en la India en medio de gentiles adoradores de ídolos, él hubiera demostrado un poco más de tolerancia hacia la idolatría, sin embargo este no fue el caso. También podemos agregar que de haber sido cierto que Jesucristo enseñó conceptos religiosos hindúes, no hubiera tenido ningún seguidor en Palestina desde un principio. En aquel tiempo de la historia toda cultura que no era judía era repugnante para el judío hebráico (opuesto del judío helénico). Otra evidencia más, que demuestra que Jesús no pudo haber sido instruido por los gurús de la India, es el hecho de que él nunca citó ni aludió a los escritos sagrados de la India. El siempre se refirió y citó el Antiguo Testamento. Por lo tanto las evidencias existentes sitúan a Jesús en la tierra de Palestina por toda la duración de su existencia terrenal, con excepción de su breve estadía en Egipto (Mat. 2:13, 20) y no en la India.